viernes, 23 de octubre de 2015

Evangelio Domingo 25 de Octubre 2015 - Comentario

XXX del Tiempo Ordinario

Dibujo: FANO

¡Alégrate! ¡Nuestra ceguera tiene cura!
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¡Cuántas veces andamos ciegos como Bartimeo! ¡Cuántas veces padecemos ceguera espiritual! ¡Y cuánto tenemos que aprender de este ciego de Jericó! En primer lugar, porque
Bartimeo era consciente de que necesitaba ayuda. Muchas veces andamos cegados por nuestras preocupaciones y no somos capaces de tomar conciencia de que no caminamos por el camino correcto, de que andamos perdidos y necesitamos ayuda.
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En segundo lugar, nuestro amigo Bartimeo no sólo sabe que necesita ayuda, sino que la pide y además de una forma insistente. ¡Qué poco nos parecemos a él en algunas ocasiones, en las que desistimos de pedir ayuda o ni siquiera lo intentamos, aún sabiendo que Jesús está siempre dispuesto a escuchar y tender su mano!.
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Jesús escuchó a Bartimeo, igual que nos escucha a cada uno de nosotros. Y lo curó, igual que nos puede curar a nosotros. “Anda, tu fe te ha curado”  Así de sencillo y de contundente, es la fe lo que nos curará. Lo que nos devolverá la vista y nos permitirá seguir el camino de Jesús igual que hizo Bartimeo.
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¡Alégrate! ¡Nuestra ceguera tiene cura! Únicamente tenemos que decir: “Maestro, que pueda ver”

 Mirei García

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